LA NATURALIZACIÓN DE LA CORRUPCIÓN

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Cada día hay más pruebas y más tramas de corrupción del PP valenciano que salen a la luz, pero la impunidad se está naturalizando, pues no pasa nada, ni nadie dimite, ni los escasos jueces independientes son capaces de iniciar los juicios, demorándose durante años en los procesos previos. Sin sanciones judiciales contundentes, la corrupción ha conseguido extenderse al conjunto del tejido social, pues ha acabado siendo percibida por su generalización como de lo más normal. El carpetazo en su día del caso Naseiro y a algunos otros que han quedado en el limbo judicial, ha llevado a que hoy en día el caso Gürtel no sea más que una trama más entre tantas otras de las que se nutre la red clientelar que mantiene en el poder al PP.
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Mientras que en las encuestas se acentúa la caída del voto del PSOE por su manera de afrontar la crisis, vemos que en el País Valenciano al PP de Camps, el partido que nos gobierna aquí, no le pasa factura electoral ni la corrupción generalizada entre sus dirigentes, ni la gestión económica nefasta que nos lleva a tener una deuda pública astronómica, al lado de unos servicios públicos cada día más deteriorados
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El problema no es que exista o no una alternativa creíble. No se trata del carisma o no de Alarte y el resto de líderes de la oposición, el que sea o no conocidos, pues ya se encargan de que no aparezcan en los medios públicos que controla el PP. No se tratan de que las fuerzas progresistas expliquen más y mejor su programa, y dejen de criticar lo mal que lo hace y lo corrupto que es el PPCV. El problema es que nos quedemos en casa dándonos por derrotados y que no vayamos a votar las próximas elecciones autonómicas y locales, permitiendo así una exculpación por las urnas de la corrupción generalizada que padecemos.