El acoso a Garzón pone la credibilidad del Tribunal Superior de Justicia en entredicho, ¿Estamos en un Estado de derecho propio de una democracia consolidada?¿Puede un alto tribunal de una sociedad democrática acorralar a un juez por interpretar la ley de manera progresiva cara a permitir que las víctimas del fascismo español y sus descendientes obtengan un reconocimiento jurídico, puede hacerlo basándose en las acusaciones de asociaciones ultraderechistas, como falange, en un principio, y Manos Limpias? ¿Pueden acusar a Garzón de prevaricar por hacer todo lo que la ley pone en sus manos para descubrir en que paraísos fiscales esconde el dinero Correa, cuando su abogado ya estaba imputado y presumiblemente formaba parte de esta trama?¿Impide el derecho a la defensa intentar evitar que la trama Gürtel oculte y ponga a salvo el capital amasado?
Dicen que la ley está por encima de todos y que cualquiera puede ser juzgado, si la ha violentado, se llame Garzón o como se llame. Pero esto es así, ¿si uno se apellida Camps, Cotino, Costa, Zaplana o Fabra las cosas son de otro modo ?Una interpretación de la ley para que se haga justicia, merece el calificativo de prevaricación, el delito más grave que se le puede imputar a un juez acabando con su carrera. Pero cuando un máximo responsable político, su familia y sus allegados recibe abundantes y cuantiosos regalos de una trama corrupta, la cual ha conseguido, a través de contratos amañados, millones de euros de todos los valencianos, se cuestiona que existiera alguna relación entre las dadivas recibidas y los privilegios de las empresas del ¨bigotes", al que Camps le llamaba "amigo del alma", diciéndole que le quería un huevo.
Es una partida muy desigual pues ellos tienen la mayoría de torres, caballos y peones en este tablero, a los demás nos queda la prensa libre y la calle para expresar nuestro descontento, Dios mediante nos lo sigan permitiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario